La modernidad, con todas sus conveniencias, parece estar creando nuevos tipos de enfermedades. La falta de ejercicio, el procesamiento de alimentos y el uso de innumerables sustancias químicas, combinados con la falta de sueño y el aumento del estrés cotidiano, atentan contra el bienestar básico de muchísimas personas.
La medicina produce milagros extraordinarios con la ayuda de la tecnología y la farmacología, pero muy a menudo comete la omisión de tratar al paciente como un organismo unidimensional, y dice muy poco sobre la nutrición, el estilo de vida o el equilibrio mental y emocional del individuo. Se tratan los síntomas y se descuida el bienestar total de la persona. Por eso tantas personas se quejan de sentirse “mal”: cansadas, faltas de energía, adoloridas de una cosa u otra, o deprimidas.
Este malestar general que a tantos afecta no puede curarse con una pastilla tres veces al día, sino que requiere cambios en todas las áreas de la vida. Felizmente, es posible analizar los principios fundamentales que producen la buena salud. Veamos algunos:
Otra lista similar, conocida desde el siglo XIX, propone ocho remedios naturales: el sol, el aire puro, el agua (por dentro y por fuera), el reposo, la temperancia, la buena alimentación y la confianza en Dios. Comentemos los últimos tres:
¿De qué concepto de salud se está hablando? Aunque algunos dicen que salud se refiere a la ausencia de enfermedades, este versículo menciona el concepto de la prosperidad, por lo tanto se trata de algo más que ausencia de enfermedades. Se refiere a estar bien, a vivir en prosperidad física, mental y espiritual.
Según la Biblia, nuestro cuerpo es “templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19); por lo tanto, no debe ser contaminado por hábitos que lo enferman. Tenemos el deber de hacer todo lo que podamos para mantener nuestro cuerpo en la mejor condición; lo que implica que debiéramos esforzarnos por aprender acerca de las leyes de la salud y la manera en que el cuerpo funciona.
El hombre es una unidad indivisible
El apóstol Pablo expresó otro concepto bíblico importante: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:23).
La Biblia enseña la unidad indivisible de lo físico, lo mental y lo espiritual del ser humano. Dios no deja fuera ninguno de estas áreas cuando se trata de bendecirnos y santificarnos. Esto implica que la interacción entre estas áreas de la vida es sumamente importante, y muchos de los males actuales se deben a algún problema relacionado con esta interacción.
He aquí un ejemplo: el insomnio. Las dificultades para dormir pueden deberse a múltiples factores físicos, mentales o espirituales. Las personas con trabajos sedentarios que no realizan suficiente actividad física, a menudo duermen mal y esto les causa malestares físicos y mentales. Uno de los mejores antídotos contra el insomnio es el ejercicio físico. Pero a veces el insomnio puede deberse a los sentimientos de culpa o a los resentimientos albergados profundamente en el corazón.
Otro problema bastante común es la falta de energía. Muchas personas, que gozan de una salud bastante buena, se sienten cansadas casi siempre y se fatigan fácilmente. En este caso se recomienda practicar más ejercicio, ya sea correr, andar en bicicleta, practicar la calistenia o caminar. Una causa espiritual podría ser la falta de propósito o hastío.
La Biblia también nos da un consejo de importancia vital respecto de la salud mental. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Aquí se nos recomienda ejercitar la mente en buenos pensamientos, a buscar y apreciar aquello que calma nuestra mente y eleva nuestro espíritu.
Debemos rodearnos de personas y elementos positivos. También cuidemos lo que entra a nuestra mente por medio de la lectura y los medios de comunicación, incluyendo la Internet. Hoy sabemos que hay una relación entre la salud mental y el bienestar físico.
Muchas enfermedades mentales pueden deberse a atropellos o desequilibrios en las áreas emocionales o espirituales de la vida humana. Los grandes conceptos bíblicos del amor incondicional y el perdón de Dios pueden ser muy útiles en el tratamiento de muchos males.
Podemos y debemos pedirle a Dios que renueve nuestras fuerzas, pero no olvidemos que sus bendiciones deben alcanzar todo lo que somos. Vivir de una manera que favorece ciertos aspectos de la vida y descuida otros, no guarda coherencia con el plan de Dios.
Hay una expresión norteamericana cuyo sentido se traduce bien a cualquier idioma: Use it or lose it. “Úselo o piérdalo”. Su sabiduría es innegable en cualquier área de la vida. La mente, el cuerpo y el espíritu pueden atrofiarse si no se los ejercita o cultiva. Dios desea que nuestro ser sea un instrumento santificado a través del cual lo servimos a él y a nuestros semejantes.
1http://trusted.md/blog/vreni_gurd/2006/10/25/the_foundational_health_principles
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por Miguel A. Valdivia
Tomado de El Centinela® de Junio 2011
El autor es director de EL CENTINELA.