“La verdadera oración es el ejercicio espiritual por el cual armonizamos nuestros sueños y deseos con los planes de Dios”, dijo Robert Schuller. No podemos dejar de lado la conocida definición de Elena de White: “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo”. También señala: “La oración no baja a Dios hasta nosotros, antes bien nos eleva a él”.
Podemos agregar, además, que la oración es todopoderosa, porque nos abre las puertas a todo lo que Dios puede hacer. Es la herramienta del éxito establecida por el Cielo.
Y ¿qué diremos de la intercesión? En principio, que es un ruego en favor de otro. Siempre hay tres personas involucradas: el que tiene la necesidad, el que tiene poder para suplirla y el que tiene contacto con las otras dos. El intercesor es el intermediario. Conoce al necesitado y a la Fuente de provisión, y puede poner la mano sobre ambos.
A través de los siglos, los héroes de la fe creyeron en la oración intercesora. La oración intercesora es bíblica. En Efesios 1:15 y 16, el apóstol Pablo lo afirma de este modo: “Por eso yo, por mi parte, desde que me enteré de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que muestran por todos los santos, no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones”. Una oración de intercesión hecha con sinceridad y fervor hacia una persona específica siempre trae como consecuencia, por lo menos, una dote de misericordia divina sobre esa persona.
¡Es algo maravilloso saber que un amigo está orando por ti!
¡Es algo maravilloso tener un esposo o una esposa que ora por ti!
¡Es algo maravilloso tener un hijo o una hija que ora por su papá o su mamá!
¡Es algo maravilloso saber que alguien está orando por ti!
En la Biblia, hay un pasaje muy alentador que revela lo que sucede cuando nosotros intercedemos. Se encuentra en 1 Juan 5:14: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”. ¿Dónde se encuentra nuestra confianza? ¡En él! Nuestra confianza no está en nuestras oraciones. Nuestra confianza no descansa en nuestra fe. ¡Nuestra confianza está en él! El pasaje sencillamente dice: “él nos oye”. Punto. Tú y yo estamos orando sobre nuestras rodillas, buscando a Dios y llegando a ser el eslabón entre el Cielo y la Tierra. Llegamos a ser canales por los cuales Dios derrama las aguas del Río de vida. El poder de Dios es derramado por medio de intercesores.
Por esta razón queremos orar por lo que usted desea que oremos, por favor, háganos saber su nombre, cuáles son las razones de su oración y su dirección de correo electrónico para que podamos estar en contacto con usted. Nos alegraremos de conocerte y de alegrarnos contigo a través de la oración.